Snap by Belinda Bauer

autor:Belinda Bauer [Bauer, Belinda]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2018-05-02T16:00:00+00:00

Jack se sacó la llave por el cuello y contuvo el aliento cuando la cuerda le arañó la oreja dolorida; el humo le hizo toser.

Abrió la puerta de un empujón y las llamas lo saludaron como perros felices antes de que la puerta chocara con algo y rebotara, envolviéndolo en una nube de humo gris igual que el genio de una lámpara.

¡Joy y sus putos periódicos!

—¡Joy! —gritó—. ¡Merry!

Se cubrió la cara con el brazo herido, corrió a través del fuego y cayó a cuatro a patas al suelo, donde recuperó el aliento y la vista.

El fuego estaba detrás de la puerta, las llamas lamían las paredes casi hasta el techo y reptaban por la alfombra, pero el humo era espeso y sofocante y se dirigía hacia las escaleras.

Jack se dobló por la tos. Buscó a tientas el pomo de la puerta del cuarto de estar y la cerró para detener el avance del fuego. Si entraba allí, sería imposible salvar la casa.

Subió las escaleras a gatas para mantenerse lejos del fuego y sin dejar de toser.

—¡Merry! —graznó cuando estuvo arriba—. ¡Hay un incendio en la casa!

El cuarto de Merry ya estaba borroso por el humo. Merry estaba dentro, casi enterrada en su lecho de periódicos.

Jack la zarandeó con fuerza, aterrorizado de que pudiera ser demasiado tarde, de que no se despertara.

—¿Qué pasa? —dijo Merry malhumorada.

—¡Se ha incendiado la casa!

Jack la sacó de su nido, la arrastró por la muñeca hasta el cuarto de baño y cerró de un portazo.

—Huele mucho —bostezó Merry y a continuación tosió.

—Es por el humo —dijo Jack, cogió una toalla y la mojó en el lavabo, luego abrió la ventana y subió a Merry al alféizar.

—Sal por la ventana, baja por el tejado de la cocina hasta el jardín y mantente lejos de la casa. ¿Entendido?

—¿Por qué no me puedo quedar aquí? —dijo Merry—. ¡El incendio está allí!

—Porque el fuego vendrá y te alcanzará.

—¡El fuego no se puede mover! —dijo Merry con expresión escéptica.

—Claro que puede —dijo Jack—. Más deprisa de lo que tú puedes correr.

Merry abrió mucho los ojos por el miedo.

—¿Y qué pasa con Donald?

—No le pasará nada.

Merry empezó a llorar.

—¡Pero Donald no puede correr y el fuego lo alcanzará!

Jack vaciló. Luego gritó.

—¡Mierda!

Tomó aire y volvió al rellano de la escalera.

El humo allí se había espesado. Dio dos pasos y tropezó con algo, que resultó ser Donald, que huía despacio.

La cara de Merry se iluminó cuando Jack le apretó el caparazón en forma de rígida cúpula del animal contra el pecho. Luego se subió al borde de la bañera, cogió a Merry por las axilas y la bajó a ella y a Donald desde la ventana hasta la suave pendiente del tejado adosado.

—Siéntate —le dijo—. Ten cuidado.

Merry se volvió y lo miró, con una mano en el alféizar y la otra sujetando a Donald.

—¿Tú adónde vas? —dijo.

—A buscar a Joy.

—Pero ¿y el fuego?

—¡Tú vete! —dijo Jack—. ¡Y no vuelvas!

Cerró la ventana para que Merry no pudiera entrar, luego se detuvo un instante para estudiar la situación y tomar decisiones.

descargar

Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.